martes, 6 de noviembre de 2012

Tarta a un pequeño gran cangrejo

Érase una vez, en una tierra no tan lejana, un pequeño gran cangrejo.
El pequeño gran cangrejo, Jonás, es un apasionado viajero al que le encanta descubrir nuevos lugares.
Cada día Jonás sale ansioso por sondear sitios desconocidos. Le entusiasma encontrarse con gente nueva. Y siempre, siempre está dispuesto a vivir nuevas aventuras, a explorar nuevos territorios.



Una mañana, nuestro amigo Jonás con semblante taciturno y algo desanimado paseaba por la profundidad del mar cuando escuchó una voz que le preguntaba:

- Amigo, ¿qué ocurre?, dijo un amistoso y amable calamar.
- Hola señor Calamar. Estoy algo triste.
- ¿Por qué?, preguntó el calamar.
- Estoy siempre viajando y viviendo grandes experiencias. Pero siento que no pertenezco a ningún rinconcito de éste gran mar.
- Así que eres ciudadano del mundo marino, pero no tiene lugar fijo donde refugiarte en caso de mar revuelto, ¿es eso?.
-Si. A lo largo de mis viajes he conocido a  mucha gente. Pero en caso de marea y gran oleaje no tengo lugar dónde refugiarme.
-Tengo la solución perfecta para ti y está aquí cerca. ¡Acompáñame!, dijo el señor calamar.

El señor calamar y Jonás anduvieron por arrecifes y rocas hasta llegar al lugar. Jonás levantó la vista y vió una enorme torre blanca y roja iluminada.
-Jonás, cuando estés en una de tus aventuras y te sientas algo desanimado, haz un pequeño esfuerzo, sal a la superficie y verás la luz del faro. Así recordarás que aquí tienes un lugar, que nunca estarás solo y siempre tendrás un lugar donde volver. Ésta siempre será tu casa.



Así fue como nació una verdadera amistad entre Jonás y el señor calamar. Una amistad de esas de las que hoy es difícil encontrar.





 P.D: Pequeño gran cangrejo, queda pendiente una tarta que sí puedas probar.¡ Felicidades!



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